jueves, 14 de febrero de 2008

Bebé a bordo.


Tras largos meses de silencio, me dispongo a romper el hielo.
No quiero hablar mucho, o mejor dicho, escribir, tan sólo hacer una llamada de atención sobre algo que realmente me inquieta.

Hace tiempo que no hago más que recibir mails a favor de la ilegalización del aborto, y ese es un tema del que no creo que pueda hablar. Cada situación es un mundo, y es por eso que no me parece oportuno opinar a través de un blog, por muy mío que sea. Hace meses que recibo cartas de niños a sus madres, que consiguen sensibilizarme al máximo... pero hace meses, e incluso años, desde que tengo uso de memoria, que veo en la sección de sucesos de las noticias, la historia de algún niño recién nacido que es encontrado entre los cubos de basura de los pueblos y ciudades de todo el mundo. Mujeres y niñas que por miedo, vergüenza o sabe Dios qué no saben sino abandonar a sus pequeños, recién nacidos.

No sé mucho de instinto maternal, pero cuando me imagino a mi madre en el hospital tras haberme traído al mundo, tras meses de aguantar mis pataditas, sé que el sentimiento que tenía no era sino de protección hacia mi. (Seamos justos, ella aún lo tiene). Cualquier ser humano, tiene que sentir que se le desgarra el alma si tras haber alimentado en su interior a un bebé se ve obligado a separarse de él, y no me cabe en la cabeza cómo se es capaz de abandonarlo en un cubo de basura, a veces en pleno invierno, a veces bajo el calor asfixiante del verano, y siempre rodeado de desechos que son causa como poco, de infecciones. No sé como son capaces de hacer desaperecer una parte de sí en la mismísima barca de Caronte, cuando apenas han podido respirar un par de veces.

Pero así es el ser humano, tan inhumano a veces. Además, ¿quién soy yo para juzgar el porqué esas personas hacen lo que hacen y actúan como actúan? ¿Qué se yo de la vida que llevan esas personas y lo que les ha llevado a ser como son?

No alcanzo a entender muchas cosas aún, pero sigo emocionandome más de lo que quisiera cada vez que conozco una de estas historias, que a veces terminan en rescate, con héroes salvadores incluidos, y otras simplemente en tragedia. Sigo perdiendo el apetito, apretando los dientes, en una lucha conmigo misma para que de mis ojos no brote ni una lágrima. Sigo sin entenbder tantas cosas aún... y hay algunas que no quiero entender jamás.

Es por todo esto que, esta mañana, cuando he encontrado cierto anuncio bicheando en Internet no he sabido si es concienciación o frivolidad, la propuesta de poner a los cubos de basura una pegatina que ponga: "Bebé a bordo" como si de un coche familiar se tratara.

De momento ahí lo dejo, no sé si esto es tán sólo una reflexión conmigo misma.