sábado, 2 de mayo de 2009

Próximo destino, Icaria.

Allí estaba él, con la mirada fija en el horizonte, con las alas abiertas tras de sí, permitiéndole surcar los cielos como nunca antes lo había hecho. Por fin dejaba atrás una vida que nunca sintió suya y pronto todo comenzaría a cobrar sentido.

Ícaro se acercaba más y más a sus sueños con todo lo necesario para iniciar aquel fantástico viaje: Aquellas alas tan perfectas, último regalo de su padre, que vinieron acompañadas de los consejos que se dan a quien alza el vuelo por vez primera; Con fuerza, con la fuerza propia de cualquier joven que se sabe poseedor de un futuro prometedor; Con ilusión, e incluso ilusa confianza en sí mismo; Todo estaba de su lado, más la aventura tendría trágico final

El paraíso casi al alcance de la mano, y bajo sus pies, el mar, inmenso y amenazante, grandioso portento de la naturaleza, imposible de no temer. Vuela rápido, sobre las aguas, y huyendo de no caer en éstas, pensando sólo en alcanzar la utopía, Ícaro se acerca en demasía al Capitán Redondo, quien no pasará por alto su osadía, y decide quemar las alas al intrépido, firmando así su sentencia de muerte con pulso firme y tranquilo.

Lenta es la caída del muchacho, quien alza la vista, para despedirse de su padre, antes de perecer, las ilusiones derretidas por el Sol, besan su frente por vez postrera, a la velocidad en que tarda un cuerpo en caer de las alturas.






Como Ícaro, me dispongo a emprender un viaje, llevo todo lo necesario, simplemente trataré de no acercarme al Sol más de lo necesario, no sea que trate de quemar mis ilusiones...



A Miga de Pan, porque sus alas no se han derretido aún.

martes, 15 de julio de 2008

Un anuncio multicolor

Pasa el tiempo, pero los anuncios de telefonía móvil siguen siendo los protagonistas.

En esta ocasión me quedo con el de Vodafone, que con su música, su colorido y su vitalidad, no puede dejar de recordarme a aquel que me parece ya un tanto lejano de Tea de Trina, por el protagonismo del colorido, el uso de melodías por todos conocidas versionadas para la ocasión, y el bailoteo constante, a modo de juego, de sus protagonistas. En el de Trina, saltando, en el de Vodafone, siendo mucho más creativos.

Volvamos a este último. Como escuetísima ficha técnica podríamos decir que ha sido un trabajo realizado bajo la dirección de Daniel Azancot para la agencia S,C,P,F (Segarra, Cuesta, Puig, Fernandez de Castro), que ha realizado trabajos como los últimos de Viceroy (No es lo que tengo, es lo que soy), Ikea y su república entre otros.

El Copy de la canción, aunque breve, tampoco puede ser pasado por alto, dice así:

"En un país multicolor, una tarifa multicolor. Para el mundo mejorar, el color hay que mezclar. Lalalalalalalala..."

Qué le vamos a hacer, me parece completamente adorable. Reúne en pocas palabras todos los tópicos de publicidad engañosa que se puedan imaginar, pero lo consigue: Al igual que Coca-cola, me deja, después de haberlo visto, un buen rollo tremendo, casi te incita a colgarte un cartel del pecho que ponga "regalo abrazos" y salir así a la calle, sin parate a pensar siquiera en los más de cuarenta grados que hacen bajo el sol. Y por supuesto, si es que eres Movistar, como es el caso de una servidora, empiezas a plantearte qué estás haciendo con tu vida, sobre todo después de ver que, por segundo año consecutivo, la telefonía azul te incita a "parlar gratis" con un spot de esos que me dan ganas de apagar el televisor.

Sólo nos queda esperar, por tanto, a que la llegada del IPhone suponga toda una revolución en el mundo de la publi, aunque, siendo franca, tampoco tengo demasiadas espectativas, ...

Añado el Spot, por si alguien no lo ha visto, cosa que, por otra parte, me extrañaría muuucho!




jueves, 15 de mayo de 2008

Diarios de videoteca

Cierto es que siempre me ha gustado el cine, para mí, ver un largometraje es acercarte a otros mundos, a otras situaciones, o simplemente, a otras percepciones particulares. Cierto es también, que desde hade unos años reniego bastante del cine heredero de la escuala de Hollywood, no sé si porque dejó de sorprenderme, o porque llegó a cansarme su visión sesgada del discurso, sus técnicas narrativas siempre idénticas, rancias ya por el paso de las décadas.

No podemos evitar que estén ahí: que cada viernes la cartelera se renueve siguendo sus dictámenes, los de las grandes productoras norteamericanas, todopoderosas y omnipresentes. No podemos evitar que muchos trailers nos intriguen, nos apelen directamente, nos vendan la película irremediablemente. Lo sé porque no hace mucho que me prometí a mi misma que no volvería a dejarme los cuartos en la entrada de cine de una película que no valiese la pena. Ingenua de mi, que me propuse tal tontería. Sin ir más lejos, el sábado pasado fuí con mi novio y un amigo a ver un film de cuyo nombre no es que no quiera acordarme, es que no puedo. La última de Keanu Reeves, a mi entender una bazofia, sin faltar a aquellas personas a quienes les haya gustado.

Quizá el gusto por una película u otra, por un estilo cinematográfico u otro diferente está más bien en cada persona, en sus propias vivencias, en su situación personal. Hay días que necesitas una comedia. Hay otros que una comedia te sabe ridicula, o al menos, así lo siento yo.

A dónde quería ir a parar, y ya no lo dilato más, es que, recientemente he tenido la fortuna de dar con algunas películas de distintos géneros y nacionalidades que realmente me han gustado. Puedo decir que no me han hecho sólo pasar un rato agradable delante de la pantalla, sino que han sido más bien como un susurro dirigido directamente a mi persona, un mostrarme algo que está más allá de mí, caricias a la percepción, sentimientos dulces y amargos que consiguen no dejarme indiferente.

La primera de las tres, Azul oscuro, casi negro, largometraje español en el que las vidas de los personajes se cruzan en circunstancias difíciles, un tanto inéditas, siempre con fuerzas y ganas de vivir casi heroicas. La músicaes otro de los puntos fuertes de la obra, y he de reconocer que una vez terminé de verla, me interesé por el compositor, Pascal Gaigne, de quien ya tengo algunas piezas en el Ipod.

Apenas digerida esta primera, hice caso a Darío, a quien desde aquí agradezco me recomendara la siguiente trilogía: Tres colores: Azul, Blanco, Rojo. Me gusta el cine francés, del mismo modo que me gusta el cine español, el italiano, y el de algunas otras nacionalidades. Me gusta el cine francés por su dulzura y suavidad, porque me recuerda a la brisa que refresa pero no importuna y porque sí. Tres colores no fué, como esperaba, una oda a la nación francesa, una pieza de exaltación del orgullo patriótico, sino más bien un motivo más para poder decir ahora aquí que me gusta el cine francés. No creo que sea una trilogía "para todos los públicos" narrativamente hablando, no todos aprecian un ritmo tan lento, que sigue su curso casi sin que el receptor se percate. He de reconocer que me costó apreciar cada detalle, cada sonido, y que a veces, deseaba que ocurrera algo, al menos en la primera parte, Azul.
Tres Colores es sensibilidad pura, posos amargos de un café, edulcorados bellamente, es el arte de hacer un nudo en la garganta sin que nadie se de cuenta, es una lágrima invisible, una sonrisa interior.

La argentina Diarios de motocicleta llegó a mis manos hace apenas unos días, en una tarde de aburrimiento en que había olvidado pasarme por la videoteca de mi universidad a coger alguna película. Y la encontré olvidada entre los DVDs de mi padre, y francamente, me enamoró. Huelga decir que el propio Gael García Bernal ya es en sí mismo un motivo para el deleite durante dos horas, pero es mucho más. Una historia, como se comenta al principio, que no nos cuenta aventuras, sino un espacio de tiempo compartido por dos jóvenes a quienes el destino quiso unir por un periodo de sus vidas. Impresionante, sobrecogedora, hermosa.

En estas cinco obras resumo mis idas y venidas de la videoteca de la facultad de la comunicación durante las últimas semanas. Y lo hago ahora porque sé que empieza una etapa en la que lo que menos tendré será tiempo para ver una nueva película, los temidos exámenes de Junio.

No sé si alguien leerá esta entrada y compartirá mis gustos cinéfilos, pero intentarlo merece la pena. Lo que sí sé es que raritos como yo hay pocos, y lo sé porque hace tiempo que comprendí que seguiría gastandome 6 euros en entradas de cine para películas que me parecen horrendas, y que las películas que yo considero buenas las vería sola, en la tranquilidad de mi habitación, en la soledad de mis pensamientos.

sábado, 19 de abril de 2008

jueves, 14 de febrero de 2008

Bebé a bordo.


Tras largos meses de silencio, me dispongo a romper el hielo.
No quiero hablar mucho, o mejor dicho, escribir, tan sólo hacer una llamada de atención sobre algo que realmente me inquieta.

Hace tiempo que no hago más que recibir mails a favor de la ilegalización del aborto, y ese es un tema del que no creo que pueda hablar. Cada situación es un mundo, y es por eso que no me parece oportuno opinar a través de un blog, por muy mío que sea. Hace meses que recibo cartas de niños a sus madres, que consiguen sensibilizarme al máximo... pero hace meses, e incluso años, desde que tengo uso de memoria, que veo en la sección de sucesos de las noticias, la historia de algún niño recién nacido que es encontrado entre los cubos de basura de los pueblos y ciudades de todo el mundo. Mujeres y niñas que por miedo, vergüenza o sabe Dios qué no saben sino abandonar a sus pequeños, recién nacidos.

No sé mucho de instinto maternal, pero cuando me imagino a mi madre en el hospital tras haberme traído al mundo, tras meses de aguantar mis pataditas, sé que el sentimiento que tenía no era sino de protección hacia mi. (Seamos justos, ella aún lo tiene). Cualquier ser humano, tiene que sentir que se le desgarra el alma si tras haber alimentado en su interior a un bebé se ve obligado a separarse de él, y no me cabe en la cabeza cómo se es capaz de abandonarlo en un cubo de basura, a veces en pleno invierno, a veces bajo el calor asfixiante del verano, y siempre rodeado de desechos que son causa como poco, de infecciones. No sé como son capaces de hacer desaperecer una parte de sí en la mismísima barca de Caronte, cuando apenas han podido respirar un par de veces.

Pero así es el ser humano, tan inhumano a veces. Además, ¿quién soy yo para juzgar el porqué esas personas hacen lo que hacen y actúan como actúan? ¿Qué se yo de la vida que llevan esas personas y lo que les ha llevado a ser como son?

No alcanzo a entender muchas cosas aún, pero sigo emocionandome más de lo que quisiera cada vez que conozco una de estas historias, que a veces terminan en rescate, con héroes salvadores incluidos, y otras simplemente en tragedia. Sigo perdiendo el apetito, apretando los dientes, en una lucha conmigo misma para que de mis ojos no brote ni una lágrima. Sigo sin entenbder tantas cosas aún... y hay algunas que no quiero entender jamás.

Es por todo esto que, esta mañana, cuando he encontrado cierto anuncio bicheando en Internet no he sabido si es concienciación o frivolidad, la propuesta de poner a los cubos de basura una pegatina que ponga: "Bebé a bordo" como si de un coche familiar se tratara.

De momento ahí lo dejo, no sé si esto es tán sólo una reflexión conmigo misma.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Veinte.

Antes de nada, decir que siento no haber escrito desde hace más de un mes, pero la inestabilidad de mi ordenador y de mi conexión a Internet, unido a lo inminente de mi examen de Lengua, así lo han querido. xD

Desde hace poco tiempo, estoy estrenando la veintena de añosy quería, en primer lugar, agradecer a todos los que hicisteis posible que lo pasara tan bien la noche del 2 de Diciembre, no puedo pedir más. En segundo lugar, decir que, precisamente por mi 20 cumpleaños recibí un mail, que además de felicitarme, trataba de convencerme de que el 20 es el mejor número de todos. Un número mágico... Un número redondo y con más bondades que cualquier otro.

Precisamente, la semana pasada, veíamos en clase un documental que por fin ha motivado mi vuelta al blog, un documental de esos que llevan es sello inconfundible del canal que lo promovió. Un documental que no habla de animales, de la guerra civil o del holocauso nazi. Canal + propuso hace unos meses (más o menos cuando yo aún pateaba tierras maltesas) a las más importantes agencias publicitarias del panorama actual la realización de spots para televisión en ralación al cambio climático.

"Un anuncio incómodo" no es sino un especial del canal privado que nos propone acercarnos de un modo diferente a la temática de la película "Una verdad incómoda", documental de Al Gore, político y ecologista estadounidense que de seguro, todos conocemos. Pues bien, la denuncia en definitiva es la siguiente: Si no paramos el calentamiento global, de aquí a VEINTE años, la configuración actual de la Tierra habrá cambiado por completo. (Y es por eso que quiero responder desde aquí al remitente de aquel correo de felicitación que recibí a las cinco de la mañana del día 2 de Diciembre, y decirle que además de todo, el 20 es un número clave.)

Si tenemos en cuenta que canal+ ofrece esta película a sus socios desde hace un tiempo, todas las piezas encajan ya que la cadena mata dos pájaros de un tiro: De un lado promociona su producto ( la película) y de otro se posiciona como comprometido con los problemas sociales ante la mente de sus consumidores.

Por último, consigue que haya gente que, como yo , siga el documental con los ojos como platos y una sonrisa bobalicona en los labios, no siempre encuentras anuncios como los que el documental recoge. Consigue, como tan sólo la publicidad sabe hacer, enamorarte, despertarte, hacerte reir o sentir triste e indignado en tan sólo unos segundos... Y es que hay gente a la que la publicidad enamora y fascina,personas que ponemos la televisión y abrimos las revistas buscando anuncios en los que vemos el trabajo de quienes están detrás.

Muchas veces me preocupa eso que dicen de que la publicidad es una enfermedad social, pero yo más que nada, veo una inmejorable herramienta de comunicación que aún no es usada como es debido, cuyas dimensiones exponenciales aún resultan desconocidas. Algo así sentí al ver el documental: Me dije a mi misma, "podemos hacer cosas buenas".

Y sin más dilación, tras haber rallado un poco, paso a a mostrar tres de los spots, esos tres que, pos algunas razones considero que recogen mejor el contenido del trabajo. Un abrazo a los que me leeis, que me consta sois más de los que en un principio pensé.

El
primero no lo encontré en Youtube, así que os remito a la página de canal+, por si alguno es más friki de la cuenta.









sábado, 10 de noviembre de 2007

Como un radar en el mar

Pasabas por alli, no se bien
que vibró dentro de mi
y sin pensar me fui detras de tí
La luna en tu melena me ayudó a
seguir tus pasos por la acera
pero al doblar la esquina del bazar
no se como te perdí
En plena confusión escuché
dentro de mi corazón

como una voz marcando la señal

iba diciendo y me iba diciendo...

Tu,tu y yo,tu y yo,
tu y yo

Como un radar en el mar

que el barco a puerto quiere anclar,
aquella voz subia de intención
o bajaba si iba mal, o iba un poco mejor
En miles de movidas me metí

por seguir detras de tí
pero al final encontré
el lugar
y en medio de la luz
estabas esperando...

tu, tu y yo, tu y yo tu y yo,

Colgado de dos palos y amarrado
por los pies y por las manos

me pregunté quién lo pudo hacer

Trepé por la madera y aparté
de tu cara la melena
y te besé
tres palabras rotas escaparon de tus labios

Tu, tu y yo...
Siempre me gustó Mecano, crecí con sus canciones, que mi madre adoraba, y para mí siempre sonará la voz de Ana Torroja en mi cabeza de un modo especial. Había escuchado esta canción como mil veces antes de esta mañana, pero nunca como lo hemos hecho hoy, todos junos y leyendo la letra al tiempo que tarareabamos el estribillo. Creo que a todos nos a pasado algo simlar hoy, y es que a veces aprndmos nosotros más que ellos... De todas fomas, gracias a Anita por mpeñarse en que escucharmos hoy la canción y así ayudarnos a redescubirla con su significado completo. Un beso a la minipandi al completo, que este año hemos dejado de ser mnandi para ser un "todos", una piña, y como dice Anita...que sea por mucho tiempo.